LAS VIUDAS DEL ESPARTILLO
- revistasimetria
- 17 mar 2016
- 4 Min. de lectura
Recuerdos de la nota publicada en El Tiempo el 17 de marzo de 2003, cuando trabajábamos en esa Casa Editorial como corresponsales en Norte de Santander y conmemoramos los15 años del accidente que le costó la vida a 141 personas. A través de la historia de tres mujeres que perdieron a sus parejas en el siniestro aéreo hoy le hacemos un homenaje a tantos que se nos adelantaron en el camino.

Imágenes del rescate de las víctimas del accidente del avión de Avianca HK-1716, el 17 de marzo de 1988.
Por: DIEGO JOSE SUAREZ. Corresponsal de El Tiempo
17 de marzo de 2003
A comienzos de marzo de 1988, Pedro Edgar Garzón, operador del área de Producción del entonces Distrito Norte de Ecopetrol en Tibú, sospechaba que su esposa Judith Santander estaba embarazada por tercera vez. Con la alegría marcada en su rostro le dijo que después de un viaje que haría a Cartagena la llevaría al médico para comprobarlo.
Garzón nunca pudo conocer a su hijo, que nació seis meses después, porque el 17 de marzo, hace 15 años, se convirtió en una de las 141 víctimas de un accidente aéreo en el cerro El Espartillo.
Jesús Emilio Calderón, Polo apasionado por el tejo y conductor de la empresa petrolera, había comprado una casa en Cúcuta dos semanas antes de la tragedia, para vivir con su esposa Gloria y sus hijos Viviana y Albeiro cuando saliera jubilado.
También quedó sin cumplir la promesa que el ocañero Jairo Manzano, quien trabajaba como mecánico en Ecopetrol, le hizo a su hijo Jairo Alonso a quien vio por última vez mientras dormía en su cuna, a sus 15 meses de edad. Le aseguró a su hijo dormido que le traería muchos regalos al regresar de su viaje.
Los tres hombres, que hacían parte de la delegación del equipo de fútbol de Ecopetrol en Tibú que iba a participar en un campeonato en Cartagena, murieron en el accidente del HK-1716 de Avianca, que a la 1:20 de la tarde, cuatro minutos después de su decolaje en Cúcuta, se estrelló contra el cerro ubicado entre los municipios de El Zulia y Sardinata (Norte de Santander).
EL TIEMPO reunió a tres de las viudas, que viven en Cúcuta, para recordar la tragedia que les cambió sus vidas y dejó una huella imborrable en el corazón de los habitantes del oriente colombiano, que no olvidan cómo en bolsas negras, que Avianca pagó a 5 mil pesos, bajaron de la montaña los cuerpos mutilados de pasajeros y tripulantes.
"Si Jairo viviera, estaría muy satisfecho de ver como a Jairo Alonso se le facilita dibujar y crear, como a él", dice Martha.
Ella cuenta que, cuando hablaba con el bebé, Manzano le decía que nunca fuera a dedicarse al fútbol, por tratarse de un deporte muy brusco. Hoy, el joven de 16 años, sin explicar motivos, prefiere el voleybol.
Gloria Rozo, quien vive ahora en la casa que su esposo adquirió 15 días antes del accidente, aplica el legado que le dejó Polo , de tener siempre lo necesario para su hogar y de compartir con la gente que llegaba a visitarlos. "No le gustaba pedir prestados ni fósforos, me enseñó a tener el mercado suficiente para el mes", recuerda.
Por su parte, Judith Santander, quien conserva las informaciones de prensa de esa época, asegura que su esposo a quien conocían como Peter , se mostraría orgulloso de su hijo mayor, Edgar, quien estudia en Bogotá y de los otros dos, Javier (17) y Pedro (15), al que no alcanzó a conocer.
Gloria es la única de las tres viudas que no volvió a casarse. Sostiene que la memoria y el amor de Polo la acompañan siempre y que por eso hoy se unirá a Judith, a Martha y a los demás familiares de las víctimas para orar por ellos.
El juego de la suerte.
A Said Lesmes, Manuel Blanco y Alirio Plata, considerados como fijos en el equipo de fútbol de Ecopetrol en Tibú, los salvó la indisciplina. Los trabajadores se pelearon entre sí por efectos de los tragos en un torneo anterior y la empresa como castigo les hizo el mejor favor de sus vidas, no los llevó al interdistritos en Cartagena.
Otro jugador a quien le decían El Mono Prada, por solidaridad con su amigo Lesmes tampoco quiso asistir.
A Gonzalo Galvis la muerte lo llamaba. Cuando llegó al aeropuerto Camilo Daza el avión ya había cerrado su compuerta y se preparaba para decolar. Después de correr, insistió para que le avisaran al piloto y se le permitiera abordar. Finalmente lo pudo hacer y quedó entre las víctimas.
Los muertos del equipo de Tibú fueron Henry Toro Delgado, Martín Hernández, Juan Alberto Soto, Gonzalo Galvis, Manuel Antonio Balseca, Alberto Ramón Díaz, Yirán Augusto Vargas, Miguel Antonio Pérez, Guillermo Soler Moreno, Jesús Alberto Daza, Gustavo Adolfo Torres, Nixon Sepulveda Arévalo, Carlos Arturo Pinzón, Jairo Manzano, Juan Carlos Muñoz, Carlos Alfredo Vergel, Jesús Emilio Calderón y Pedro Garzón.

Este es el avión HK - 1716 que se accidentó el 17 de marzo de 1988 cuando salió del aeropuerto Camilo Daza de Cúcuta
Comments